Paso 1:
Con unas tijeras picamos bien toda la carne (yo lo hago así porque a mi peque no le gusta encontrarse con trozos grandes en las croquetas) y reservamos.
Cocemos un huevo, picamos también finamente y reservamos. Pelamos una cebolla y la picamos muy menudita y freímos en una sartén con aceite de oliva virgen o virgen extra. Cuando comience a coger color incorporamos la harina que cocinamos un poco, agregamos entonces el pollo y el huevo picados. Mezclamos un minuto más o menos
Y ahora, comenzamos a añadir la leche, lo vamos haciendo poco a poco, mientras removemos con una cuchara de madera la mezcla haciendo círculos, una pizca de nuez moscada y otra de sal. Os he puesto unos 750 ml de leche, pero es realmente una cantidad orientativa…la masa debe quedarse suave pero con consistencia y estará hecha cuando empiece a despegarse de las paredes de la sartén, tened en cuenta que cuando se enfríe espesará algo más.
Una vez hecha debemos poner la masa en una fuente, mejor baja o incluso en una bandeja. Tapamos con papel de cocina (absorberá la humedad que se formará en el frigorífico) y luego con film y dejamos en el frigorífico unas horas, si podéis hacerlas el día de antes.
Al día siguiente vamos cogiendo porciones con una cuchara, le damos forma y pasamos primero por pan rallado, luego por huevo batido y por último por pan rallado de nuevo. Una vez formadas o liadas todas las croquetas, han salido 46, ya sólo nos queda congelarlas o freírlas en aceite de oliva virgen o virgen extra bien caliente, las sacamos y ponemos sobre papel absorbente para eliminar el exceso de grasa.