Paso 1:
Vamos a trocear el chocolate y fundirlo al microondas (en golpes de 20 o 30 segundos, que se quema, oiga) una vez fundido dejamos enfriar y reservamos.
Disolvemos en el Amaretto caliente el café instantáneo, dejamos enfriar y reservamos también.
En un bol batimos el huevo y reservamos.
En otro bol batimos la mantequilla, a punto de pomada, con el azúcar hasta que se esponje (adoro esta palabra). A continuación, le añadimos el chocolate fundido y… ¡batimos!
Incorporamos la harina tamizada y mezclamos hasta que se integre perfectamente. Añadimos el huevo batido y el café disuelto en Amaretto, batimos todo muy bien.
Vertemos la masa en un molde engrasado con mantequilla y sobre ella, los bizcochos, presionando hacia abajo y… ¡Al horno 170ºC durante 10 minutos!
Dejamos enfriar. A otra cosa, mariposa.
Vertemos la gelatina en una cucharada de agua fría, dejamos reposar 5 minutos.
Mientras, en un cazo, calentamos los 50ml de agua y añadimos el café soluble. Removemos hasta su total disolución, retiramos del fuego, le añadimos la gelatina, volvemos a remover y dejamos enfriar un poco antes de añadirle el licor de Amaretto.
Cuando veamos que se espesa, la vertemos sobre la base, los bizcochos empezaran a absorberla.
La metemos al congelador.
Ponemos todos los quesos junto con la maicena en un bol y los batimos unos minutos a velocidad media-baja, el resultado será una mezcla suave. A continuación añadimos poco a poco el azúcar sin dejar de batir y seguidamente los huevos, siempre de uno en uno y esperando a que se incorporen. Añadimos la nata líquida y el extracto de vainilla. Batimos muy bien y vertemos con suavidad el relleno sobre nuestra base congelada.
Metemos en el horno a 170ºC durante 50-55 minutos, pasado este tiempo dejamos se vaya enfriando poco a poco mientras preparamos la parte superior.
Para la Parte Superior empezamos por disolver el café en el agua caliente, reservamos.
En un bol batimos el queso crema con el azúcar y a continuación añadimos la mitad del café, batimos.
Esta mezcla la vertemos sobre nuestra tarta y la repartimos de una manera uniforme. Cogemos el café reservado y con una cuchara lo esparcimos irregularmente por la superficie. Con un palillo hacemos unos remolinos y así crearemos unas formas abstractas con el café. Tan solo queda meter la tarta de nuevo al horno unos 15 minutos a 120ºC.
Sacamos del horno y dejamos enfriar a temperatura ambiente, después la dejaremos en el frigorífico durante toda una noche.