Empezamos haciendo las gambas como normalmente la hacemos para el pil-pil.
Ponemos una sartén pequeña con aceite de oliva (si tenemos una cazuelita de barro mucho mejor) e incorporamos una buena cantidad de ajitos cortados en láminas. Antes de que empiece a coger color le añadimos las gambas peladas y guindilla al gusto (pero debe de quedaros algo más suave de picante de cómo normalmente las haceis).
Paso 2:
Añadimos el perejil picado y dejamos hacer hasta que las gambitas tengan un bonito color rosado. Retiramos y pasamos por la batidora (incluido las guindillas) y reservamos, dejandola reposar un buen rato.
Paso 3:
Hacemos nuestra bechamel con harina, leche y un poco de sal.
Cuando tenga el punto deseado incorporamos la masa de gambas y mezclamos bien. Retiramos y enfriamos.
Paso 4:
Guardamos en la nevera varias horas o toda la noche envuelta con film transparente.
Paso 5:
Hacemos unas minicroquetas y vamos pasando por harina, huevo y pan rallado.
Freimos en abundante aceite caliente, escurriendolas en papel absorvente y servimos enseguida con una buena cerveza fresquita.