Paso 1:
Precalentamos el horno a 180º.
En un bol batimos las 3 yemas con el azúcar hasta que estén espumosas. En otro bol batimos las claras a punto de nieve. Poco a poco vamos añadiendo las yemas con movimientos envolventes y posteriormente la harina tamizada con la levadura del mismo modo.
Vertemos en un molde engrasado e introducimos en el horno aproximadamente 18-20 minutos. Sacamos del horno y dejamos enfriar completamente.
Para el remojón:
Mezclar las tres leches hasta que estén integradas y pinchar con un palito de brocheta todo el bizcocho. Seguidamente verter de manera uniforme toda la mezcla. Tapar con film transparente y dejar en el frigorífico toda la noche.
Para la cobertura:
Batimos la nata espesa con el azúcar y el extracto de vainilla, a baja velocidad para que no se corte. Una vez que este integrado, extendemos con una espátula sobre el bizcocho sin alisarlo demasiado.
Para la salsa de caramelo:
En un cazo ponemos el azúcar al fuego hasta que derrita y tome un color ámbar, a fuego muy suave para que no se queme. Rápidamente añadimos la nata, la mantequilla y la sal y mantenemos a fuego muy lento sin dejar de remover hasta que quede una cremita muy fina y sin ningún grumo.
Para la decoración final:
Vertemos con una jarrita la salsa de caramelo salado sobre el pastel y espolvoreamos con Maltesers enteros, troceados y pulverizados.