Paso 1:
Pillamos el molde y, como casi siempre, lo forramos (esta vez con film). Cubrimos el fondo del susodicho con una capa de galletas y lo dejamos.
Dejamos a parte medio vaso de leche para disolver la cuajada y, el resto, lo trituramos junto con la canela, el queso y el azúcar. Después lo ponemos en un cazo a fuego medio.
¿Te acuerdas del vaso de leche? Bien, pues píllalo y disuelve en él la cuajada y la Maizena.
Ahora que el cazo humea añadimos la disolución mientras removemos alegremente hasta que hierva e inmediatamente lo retiramos.
Tapamos las galletas con una capa de crema y la de crema con galletas, y la de galletas con crema y así hasta que no haya más galletas que poner. Está bien que la última capa sean galletas.
Lo dejamos templar, lo cubrimos con film y lo metemos al frigo. Le damos las buenas noches.
Al día siguiente lo desmoldamos (quedará al revés de como lo hicimos) y adornamos si nos da el punto.