Paso 1:
Ponemos la harina en la superficie de trabajo formando un volcán, en el centro añadimos la mantequilla en cubitos, el huevo, las semillas de amapola y la sal.
Con la punta de los dedos, mezclamos y amasamos los ingredientes en el hueco. Poco a poco, llevamos la harina hacia el centro y amasamos la mezcla hasta obtener una textura granulada. A continuación añadimos el agua y mezclamos bien hasta que la masa se ligue.
Con la palma de la mano, amasamos la mezcla hasta que quede firme. Formamos una bola y la envolvemos en film transparente, la
introducimos en el frigorífico al menos durante una hora.
Preparación el relleno:
Cortamos en trozos pequeños la cebolla y las espinacas. Seguidamente ponemos un poco de aceite en una sartén y cuando esté caliente añadimos la cebolla y un poco de sal. Rehogamos hasta que esté tierna y añadimos las espinacas. Continuamos rehogando unos 4-5 minutos.
En un bol batimos los huevos, añadimos la nata, la sal, la pimienta, la nuez moscada y volvemos a batir hasta integrar.
Preparación de la tarta:
Estiramos la masa hasta que tenga un grosor aproximado de 3 mm, y la colocamos sobre un molde enharinado. Cortamos los bordes, lo cubrimos con papel vegetal y le echamos encima cualquier legumbre como judías o garbanzos. La introducimos en el horno, precalentado a 160º durante unos 30 minutos.
La sacamos del molde y la volvemos a hornear sin en el molde durante unos 3 minutos.
Añadimos el relleno a la base (bien escurrido) y añadimos el queso, esparciéndolo de forma uniforme, seguidamente añadimos la mezcla de huevos y nata sobre la tarta, y espolvoreamos un poco de pimienta rosa.
Introducimos en el horno, precalentado a 180º, durante unos 25-30 minutos.