Paso 1:
Base:
Mezclamos en un cuenco la harina y el cacao. Tamizamos. Agregamos la mantequilla cortada en pequeñas lascas.
Mezclamos todo con las manos hasta que tengamos algo similar al pan rallado.
Añadimos el azúcar y el agua. Hacemos una bola, la envolvemos con papel film y la metemos 15 minutos en el frigo.
Precalentamos el horno a 190º.
Cogemos un molde de unos 22 o 23 cm y lo forramos con papel vegetal. Engrasamos base y paredes con mantequilla.
Sacamos la masa del frigo y la extendemos con ayuda de un rodillo. Formamos un circulo de mayor diámetro que nuestro molde para que podamos formar el reborde de la base. Cogemos la base y la acomodamos dentro del molde.
Ponemos otra capa de papel de hornear encima de nuestra base y encima de ella echamos un paquetito de garbanzos.
Metemos en el horno durante 15 minutos. Sacamos, retiramos nuestra cubierta de garbanzos y el papel vegetal y volvemos a hornear 10 minutos más. Sacamos del horno y reservamos.
Relleno:
Batimos la mantequilla con el azúcar. Seguimos añadiendo poco a poco los huevos (los habremos batido ligeramente con antelación) y el cacao.
Fundimos el chocolate al baño María y lo añadimos a la mezcla. No dejamos de batir y continuamos añadiendo la nata. Batimos hasta que todo esté integrado de forma homogénea y sin grumos.
Bajamos la temperatura del horno a 160 º. Vertemos la mezcla anterior sobre la base que habíamos reservado e introducimos el conjunto en el horno. Horneamos 1 hora y cuarto más o menos, hasta que veamos que está cuajada.
Una vez fuera del horno, dejamos enfriar y desmoldamos.
Vamos montando la nata con las varillas y cuando esté a mitad del proceso añadimos 20 g de gelatina neutra granulada y 30 g de azúcar glas.
Añadimos la nata encima de nuestro preparado y metemos en el frigorífico.
Por último, decoramos con virutas de chocolate.