Paso 1:
PARA LA CEBOLLA:
1. Pelamos la cebolla y la cortamos tipo juliana. Después, en una sartén, echamos un chorrito de aceite de oliva y ponemos a calentar a fuego medio durante 6 minutos aproximadamente. Removemos la cebolla continuamente.
2. Pasados los 6 minutos, con la cebolla ya pochada, echamos 3 cucharadas de azúcar moreno, he utilizado este tipo de azúcar porque es más sana que la refinada y le da un toque tostado muy sugerente al plato, pero es perfectamente válido el azúcar normal. La mantenemos a fuego lento sin dejar de remover durante 20 minutos.
3. Concluidos este tiempo, echamos un chorrito de vinagre de vino blanco. Lo dejamos 5 minutos hasta que se evapore. Sin dejar de remover. Pasados los 5 minutos tendremos lista nuestra cebolla caramelizada o confitada.
Paso 2:
PARA LA MERMELADA:
1 Ponga el membrillo limpio y los calabacines en una cacerola con agua y el zumo de limón. Manténgala a fuego lento durante 45 minutos aproximadamente hasta que haya abundante pulpa.
2 Retire la cacerola del fuego y añada el azúcar, removiendo hasta que se haya disuelto. Añada la mantequilla y cueza 10 minutos a fuego vivo, hasta obtener una mermelada consistente.
3 Espume con una espumadera, envásela y tápela.
Paso 3:
Corta el queso en triángulos y empánalos con harina, huevo y pan rallado y freír en aceite bien caliente. Reserva.
Ponemos sobre una parte del queso un montoncito de cebolla y otro de mermelada y pintar el plato con la salsa romescu.