Paso 1:
Pon agua a hervir con un poco de sal e introduce las espinacas limpias. Cocina durante 5 minutos, escurre y reserva.
Para la bechamel, derrite la mantequilla en una cazuela, incorpora la harina y mezcla bien. Vierte la leche (previamente calentada) poco a poco sin parar de remover hasta conseguir una consistencia espesa (5-8 minutos). Añade el queso rallado, remueve bien e incorpora la espinaca finamente picada. Salpimienta. Tritura con la batidora.
Paso 2:
Extiende la bechamel en una fuente y úntala por encima con un poco de mantequilla (para que no se haga una capa gruesa en la superficie). Déjala enfriar en el frigorífico unas 2 horas aproximadamente.
Para hacer las croquetas, pon un plato con harina, otro con pan rallado y bate los huevos en un bol. Coge porciones de bechamel, pásalas por el huevo, la harina y el pan rallado. Fríelas en abundante aceite vegetal caliente y escúrrelas sobre papel absorbente.