Disolver la harina con 4 cucharadas de leche.
Poner en un cazo al fuego el resto de la leche con la canela y la piel de medio limón.Dejar que hierva y retirar del fuego.
Paso 2:
En un cazo aparte, se mezclan las yemas de huevo con el azúcar y se trabaja hasta obtener una mezcla suave y esponjosa.
Se añade la leche encima de esta preparación, removiendo con un batidor manual de varillas y añadir la maizena que previamente habiamos disuelto.
Paso 3:
Se vuelve a poner el cazo al fuego, sin dejar de remover hasta que espese y procurando que no llegue a hervir.
Cuando la mezcla haya espesado un poco, se retira del fuego y se sigue removiendo para que no se corte.
Paso 4:
Verter en una fuente o en cuencos individuales y dejar enfriar a temperatura ambiente.
Cuando esté completamente fría y justo antes de servir, espolvorear con un poco de azúcar y quemar con la pala al rojo vivo, para formar una fina capa de caramelo en la superficie